Against racism and anti-semitism Part II

Eggers-Lecour's pivotal work against racism and anti-semitism was commemorated in a recent post by Arca 34. The post outlines the early roots of racism and discrimination in Argentina and describes the pioneering movement against discrimination and anti-semitism in Argentina, one of the main places that Nazis were welcomed after the war. Conrado Eggers-Lecour, along with twenty-one other radical figures of Buenos Aires, signed the Declaration that convoked the first Congress described in the page Against racism and anti-semitism Part I, which formalize the radical movement against discrimination and anti-semitism in 1937.  The Committee Against Racism and Anti-Semitism was formed as a result, in an opposition to the anti-democratic and inhuman principles of fascism already surging in Argentina before the war.

Source: http://www.elarcaimpresa.com.ar/elarca.com.ar/elarca34/notas/racismoargentino.htm

...porque la Tierra está llena de
violencia, haz para ti un arca de
madera de árbol resinoso.
Génesis 6: 13,14
El Arca del Nuevo Siglo / Una publicación de La Caja de Ahorro y Seguro S.A.
 

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EL CASO ARGENTINO

Antiguas raíces en el racismo

 
Se cumplen sesenta años del primer congreso nacional contra la discriminación y el antisemitismo, que llamó a defender el respeto a la personalidad humana. Ilustres protagonistas y algunos de los antecedentes del fascismo vernáculo.

JUAN R. GARD /
“El antisemitismo es una elección libre, total y espontánea, una actitud global que no sólo se adopta con respecto a los judíos, sino con respecto al hombre en general, a la historia, a la sociedad; es, al mismo tiempo, una pasión y una concepción del mundo”.
Jean Paul Sartre, Reflexiones sobre la cuestión judía.
“Impondré el dominio germano en este continente de mestizos”.
Adolfo Hitler
La Liga Patriótica Argentina y sus rompehuelgas, en 1919. A la derecha, Manuel Carlés, fundador de esa entidad.
La bandera nazi ondeando sobre la Casa Rosada —y sobre otros países de América latina—, ghettos por doquier, esclavitud de las “razas inferiores”, judíos, negros, indígenas… Nuestro continente estuvo en la mira neocolonial desde un primer instante, ya en tiempos del imperio prusiano pero en especial desde el hitlerismo, por sus riquezas naturales, potencial humano y su posición estratégica. En 1931 se constituyó en Buenos Aires el partido nazi, al principio con sólo 59 miembros; en 1937 suman ya unos mil quinientos con su propia Sección de Asalto, entrenados por personal alemán y militares criollos, además de otros miles en diversos organismos “gremiales”, dirigidos desde la embajada nazi, donde mandaba el general Von Faupel, quien había sido en los años 20 Inspector General de las FF.AA. argentinas. En 1940 la Comisión investigadora parlamentaria de las actividades nazis calcula que suman más de 40 mil adherentes, muchos de los cuales ya han desfilado con sus uniformes grises y estandartes con la esvástica por el centro de Buenos Aires y realizado un mitin en el Luna Park, el mismo día en que la policía prohibía un acto con que la juventud argentina quería desagraviar la bandera nacional ofendida por aquéllos.
Pero el racismo local no tuvo que esperar al fascismo europeo para actuar en nuestro país. Comenzó a mostrarse desde el arribo de las primeras olas migratorias, cuando se difundía, tanto la imagen del “corruptor financista judío” cuanto, más tarde, y por cierto de manera contradictoria, el peligro “judío-revolucionario”, evidenciado en particular durante la Semana Trágica de 1919 en los pogroms desatados en algunos barrios porteños por la Liga Patriótica Argentina. El nacionalismo de extrema derecha inspirado en las teorías de Charles Maurras y Primo de Rivera, y luego del fascismo italiano y alemán, se expresó, desde el golpe de Estado de 1930, en la Legión Cívica, organización paramilitar y represiva de la ciudadanía, en una prensa chovinista, antidemocrática y antisemita, en una enseñanza oficial oscurantista y en los intentos de convertir a la Argentina en un estado corporativo semifascista.
Edición de avanzada: libro del Comité Contra el Racismo. Buenos Aires, mayo de 1938.Pero así como hubo resistencia y lucha de parte de los más diversos sectores democráticos, también los judíos reaccionaron a través de sus entidades, constituyendo la Organización popular contra el antisemitismo (1934) o integrándose en el Comité Argentino contra el Racismo y el Antisemitismo, que concitó la participación de las principales fuerzas democráticas y antifascistas y organizó el Primer Congreso (1938) cuyo 60 aniversario celébrase en estos días. De ese evento, inspirador para las nuevas generaciones, queremos rescatar las palabras con que el Dr. Marcos Meeroff cerró su intervención en el Congreso citado:
“Seguros de interpretar la común voluntad de los oprimidos y de los que quieren seguir siendo libres, lanzamos un vibrante llamado: A los trabajadores, para que afirmen en favor de todos los seres humanos, su derecho al trabajo y a la felicidad. A los demócratas, para defender el respeto a la personalidad humana. A los creyentes, para recordarles el fundamento de su común fraternidad espiritual. A los pacifistas, para preservar al mundo de la guerra de razas, que se continuará con la guerra de las naciones. Argentinos, unámonos por la paz, la justicia y la fraternidad”.
 


“La lucha por el respeto al otro continúa siendo una tarea de todos”, afirma Meeroff.
Marcos Meeroff: recuerdos de un protagonista del '38

"Prejuicios que aún siguen actuando..."

Marcos Meeroff *
“El Comité contra el Racismo y el Antisemitismo de la Argentina surgió a mediados de los años ‘30, como expresión muy amplia de diversos sectores que se oponían a los avances antidemocráticos e inhumanos del fascismo. Poco antes se había realizado en París un Congreso Mundial contra el Racismo y el Antisemitismo.
En la Argentina, hacía años que se venía trabajando por esta coalición antidiscriminatoria. Destacados políticos, desde el radicalismo a la izquierda —socialista y comunista—, incluso del anarquismo, científicos, escritores y artistas, la CGT, la FUA y centros de estudiantes, representantes del catolicismo y de entidades judías, a las que se sumó luego la DAIA, participaron en actos masivos (como los realizados en Casa Suiza o el Teatro Marconi, en Buenos Aires), contribuyendo a la formación de la comisión investigadora parlamentaria en 1941, que puso en descubierto las conexiones de la embajada y nazis germanos con grupos antisemitas locales.
Abanico de personalidades
Presidido por el Dr. Emilio Troise, el Consejo Directivo estaba integrado por Alvaro Guillot Muñoz, Isaac Kornblith, Julio L. Peluffo, Jorge Luis Borges, el físico Simón Neuschlosz, Deodoro Roca, José Peco, Carlos Sánchez Viamonte, el diputado Mario Bravo y otros. La Declaración inicial que convocaba al Congreso, estaba firmada por Lisandro de la Torre, Eduardo Laurencena, Sixto Pondal Ríos, Conrado Eggers-Lecour, Enrique Dickmann, Alvaro Yunque, Arturo Orzábal Quintana, Arturo U. Illia (presidente del Comité en Córdoba), Juan Unamuno, Saúl Taborda, Jorge Orgaz, Luis Franco, Alfredo Palacios, Isidro Odena, Emir Mercader, María Rosa Oliver, Ernesto Giudici, Gregorio Berman, Juan Carlos Castagnino, Samuel Eichelbaum y Luis Reinaudi. En cuanto a mí, considero que fue un honor que, siendo un joven médico, se me haya designado como uno de los organizadores del evento. Recuerdo haber salido de viaje por todo el interior junto con el profesor Alvaro Guillot Muñoz, y las ricas entrevistas que tuvimos con Arturo Illia en Córdoba, Américo Aguiar Vázquez en San Juan o Ricardo Tudela en Mendoza. Acompañé de cerca los esfuerzos del Dr. Isaac Kornblith, un periodista brillante además, en la organización del Congreso.
Nada fue fácil: los grupos fascistas nos agredían desde el diario El Pampero o Clarinada, financiados por la embajada nazi, en tanto el director de Radiocomunicaciones de la República prohibía la difusión por cualquier medio de noticias referentes a nuestro Congreso; sólo contábamos con el respaldo pleno de Crítica. Varios de nosotros vivíamos “con moneditas”, parábamos en el bodegoncito de una pensión de Callao al 500. También la pasaban mal algunos de los extranjeros que se habían refugiado aquí, como el gran escritor y periodista brasileño Motta Lima, que residía en una pieza misérrima donde los “muebles” eran cajones de frutas…

Lisandro de la Torre

Jorge Luis Borges

Ernesto Giudici

Emilio Troise

Américo Ghioldi

Alfredo L. Palacios
En el Concejo Deliberante
Gracias a diversas gestiones logramos el respaldo del Concejo Deliberante, que nos cedió sus salones para las reuniones. Recuerdo el cálido clima que, a pesar del frío de la época, se fue creando en las deliberaciones. Y eso a pesar de la participación, a veces forzada o formal, de algunos, como los representantes de la CGT, o ciertos políticos que eran más antigermanos que antinazis, ya que sus simpatías estaban con los tradicionales intereses británicos dominantes en el país. La seriedad de las ponencias y el respaldo de la opinión pública, que se iba volcando mayoritariamente contra el fascismo, aislando a los grupos que asumían posiciones de neutralismo, permitieron la realización de un Congreso que tuvo un éxito inédito.
Quisiera recordar que el propio Congreso estuvo precedido por el movimiento solidario con España republicana. Yo participé en la labor de los comités organizados entonces, primero como médico recién recibido radicado en un pueblito de Santa Fe, hasta 1937, cuando vine a Buenos Aires con el propósito de irme a España junto a un grupo de médicos, entre los cuales estaba Gregorio Berman. Sin embargo me quedé, porque siendo discípulo del Dr. Felipe Jiménez de Asúa, entonces a cargo de la embajada española, éste me llamó sugiriéndome que me quedara para colaborar en la organización de la solidaridad argentina con su pueblo agredido.
Volviendo al Comité contra el Racismo, diría que su labor tuvo un efecto valioso, por su combate contra grupos pequeños con respaldo en círculos oficiales y militares. Menos efectiva fue la participación del movimiento obrero, aunque hubo gremialistas muy activos. Para mostrar las dificultades, valga el ejemplo de la conducción de la propia Confederación de Empleados de Comercio, que pese a la adhesión —formal— al Congreso, en un conflicto de una empresa cooperativa denostaba, en su propaganda, al “capital judío”. Recuerdo que con el representante de la DAIA, M. Toff, fuimos a hablar con el secretario del gremio, Angel Borlenghi, pero a pesar de sus explicaciones, el tema siguió presente en los volantes sindicales… El asunto es que la larga prédica racista y discriminatoria sembrada con fines de confusión y división en el movimiento sindical durante decenios, no había dejado de influir en la conciencia de muchos… Y todavía, con nuevas formas, los viejos prejuicios siguen actuando. Por ello creo que la lucha contra la discriminación, por el respeto al otro, por la coincidencia en la diversidad cultural, étnica, religiosa y humana, que libramos en aquellos lejanos años, continúa siendo una tarea de todos”.
* De la entrevista al Dr. Marcos Meeroff, médico, presidente de honor de la Sociedad de Etica en Medicina. Fue presidente de la Federación Universitaria de Córdoba y uno de los principales organizadores del Primer Congreso Argentino contra el Racismo y el Antisemitismo. Nació en 1909 y continúa participando en actividades académicas en el país y en el extranjero.